sábado, noviembre 24, 2007

Capítulo 3: Donde quiera que vaya.

En Carabanchel escuchando Rosendo vuelven las ganas del desahogo electrónico, ahora solo falta dar rienda a ruido de las teclas. Lejos de “casa” con tantas cosas lejos o dejadas atrás, mientras otras son como sombras acompañándote donde quiera que vayas. Deseadas o no, ahí están siempre atentas. Sobrevendrán hoy, mañana, en 5 minutas… misteriosas son las emociones que nos calientan la sangre, nos inhiben la razón y licuan las lágrimas.

Dicho quedó darling, para que repetir.
No hay sitio para las lamentaciones.
Nada y mucho a la vez que sentir.
Frías noches sobre hirientes muelles.
Para nada efímero. Cuesta dormir.
Alejándome de ti, crueles realidades.

Te echo de menos…

Estas donde quiera que vaya. Gracias por calentarme la sangre, volverme imbécil y demás putadas. Así es mi emoción, lástima pero a veces la odio.