jueves, octubre 06, 2005

La montaña (Partida y regreso historioa de un Ferando por Eu)

El sábado pasado me dije a mí mismo “olle Fernando porque no vas a la montaña a pasar el rato”, y así fue como me dispuse a partir en lo que se convirtió en día pasado por agua. Pero como toda buena historia es mejor contarla desde el principio.

Capitulo 1: La partida

Salí de mi casa un soleado sábado a las 10 de la mañana y tras atravesar Mittersill, lo cual conlleva solo 10 min por la ruta larga, llegue al comienzo del sendero que rodea las granjas y llevaba al pie de una de las montañas cercanas a Mittersill. Un sendero maravilloso, con árboles a los lados y el trinar de los pájaros de fondo, el día empezaba con buen pié. Pero todo lo bueno se acaba, y así fue como el insatisfecho Fernando ansioso por llegar a lo más alto de la montaña llego al final del camino. Pero alguien acechaba entre los árboles, era el archienemigo de la humanidad el malvado “poyaqué”, y así fue como el inocente Fernando se vio atacado por esta malévola partícula interrogativa. El inminente ataque llego en forma de pregunta: ¿Joe “Poyaque” he llegao aquí podría subir a lo alto de la montaña? Recuerda Fernando que en la vida no siempre hay un camino que lleva a tu destino a veces eres tu quien lo construye (1º error del día). Así fue como el inocente Fernando fue engañado por el malvado “poyaqué”. Al poco de dejar el camino tras atravesar lo que al principio parecía un prado que poco a poco se convirtió en un lago (suerte que llevaba mis botas militares y no me mojé los pinrreles) llegue a un precipicio de tierra que no tiene nada que envidiarle al abismo de Helm. Tarde un buen rato en escalar el precipicio, que desde abajo no parecía tan difícil pero lo mejor es que después de escalarlo me di cuenta que más peligroso que esto sería el descenso. Pero como dijo Julio Cesar “alea jacta est!!” (La suerte esta echada) y continué mí camino hacia la cumbre.

(Bueno esta no es la montaña a la que subí, pero separece)


Capítulo 2: El bosque encantado

Lo siguiente que contemplo el ingenuo montañero sureño fue un paraje desbastado por las Ordaz de la deforestación, aunque gracias a estas pude encontrar un sendero que subía hasta un bosque que se encontraba hacia la mitad de la montaña. El bosque era precioso, salvaje e infinitamente sobrecogedor. Aunque en este volví a encontrare con el problema de la no existencia de camino o sendero y la inclinación de la montaña no hacía fácil el camino. Al fin el bosque finalizo y dio paso a un pequeño prado, tras el cual había otro jodido bosque (eso si, también precioso). En el prado el inexperto montañero encontró un pequeño refugio de madera construido por los leñadores en el que entro a descansar. Lo cierto es que el refugio estaba muy bien, solo le faltaba el típico comentario grabado a cuchillo en la pared “Paco estuvo aquí el 12-04-99” o el también clásico “Nosequien es una puta” (sin animo de ofender a ningún nosequien, solo era un ejemplo). Bueno tras un pequeño descanso continué en mi abnegado esfuerzo de alcanzar la cumbre (que estaba nevada). Esta vez Fernando tuvo más suerte y encontró un sendero construido por los leñadores, lo cual me llevo a pensar que si allí había un sendero, también debería existir un sendero o camino para poder llegar a este último (sendero que descubrí en mi descenso). El zigzagueante sedero atravesaba un bosque tan maravilloso como el primero el cual conducía a una granja (la pregunta es quien coño viviría allí. Seguramente sería la persona más sociopata del mundo).


Capítulo 3: La granja

Por ahora aunque extasiado la excursión estaba siendo un éxito, pero Fernando tenía la negra ese día así que empezó a llover, eso si poquito además como estaba en un bosque no me mojaba mucho, cosa que cambio cuando el bosque acabo para dar paso a otro prado en el centro del cual se encontraba una granja. Fernando estaba a la ostia de metros de altura, la nieve estaba solo a unos cientos de metros sobre mí y desde allí las vistas eran increíbles, la idea de tomar una foto toma forma en mi cabeza así que saco la cámara y PAAAAAMMMMM!!!!! Sin pilas la muy hija de… (Eso cabrea bastante cuando uno de tus objetivos era precisamente tomar fotos del valle). La cada vez más fuerte lluvia dificultaba ahora el ascenso, y cada yerbajo mojado se convertía en una trampa mortal, ya que el hecho de caerte llevaba a un descenso de unos diez metros en trineo anal (una gozada para el coxis vamos) afortunadamente “tome prestado” un bastón del refugio en el que había estado así no me caí apenas. Fernando empezaba estar cansado y harto de la puta de la montaña después de tres horas de subida, pero llegué hasta la nieve y allí me caí por culpa de esta (como dijo aquel filósofo español de erasmus en Finlandia: “puta mierda blanca”). Ante la cada vez más insostenible posibilidad de llegar a la cumbre, unido al hecho de que eran más de las 3 del medio día y aun no había comido nada en todo el día, tome la sabia pero tardía decisión de volver. Mi iluso sueño de alcanzar la cumbre se disolvía como colacao en un vaso de agua caliente.


Capítulo 4: El descenso

La fina lluvia se convirtió en aguacero, y una preocupante niebla impedía la visión hacía cualquier dirección, lo cual me hizo perder cualquier referencia visual, afortunadamente, recordé las palabras del maestro yedí Quaigon Gin (ni puta como se escribe el nombre) “no pienses, siente sigue tu instinto” y así fue como el cansado Fernando emprendió el camino de vuelta como pudo y de la misma forma que subió, en línea recta (“la más corta”). El descenso fue complicado, el suelo estaba bastante mojado, por lo que me caí un par de veces pero y no se como finalmente llegue al refugio que estaba a mitad de la montaña y decidí ser honesto y devolver el bastón que tan fielmente me había servido, al fin y al cavo fui yo el gilipollas que subió allí sin uno propio, teniendo en mente la ilusa idea de encontrar un camino practicable hasta la cima. Tras otro pequeño descanso en el refugio, seguí con mi camino, pero esta vez divisé a un camino que se adentraba en el bosque y dije, “bueno ya que coño”, la fortuna me sonrió por primera vez en ese día el camino conducía hasta una granja al pié de las montañas cerca del camino inicial que tomé, y que rodeaba el precipicio que con tanto trabajo escale al principio de la jornada ya cinco horas atrás. Más tarde me entere que ese camino subía hasta la granja que estaba cerca de la cumbre, y que aunque no era tampoco un camino de rosas rodeaba los bosques y prados y no era muy difícil de subir. Tras llegar al camino al pie de a montaña emprendí mi camino hacia Mittersill al que llegue 5 horas y media después de mi partida. Llegue a casa completamente mojado y embarrado, tras un gran almuerzo-merienda y mientras tomaba una taza de té caliente mirando la lluvia por la ventana los moratones de las caídas empezaban salir.

Capítulo 5: Conclusiones

El día fue apasionante, bastante divertido, cuando estas en el calor de tu hogar, ya que cuando estaba en la montaña no era tan divertido. Eso si no puedes evitar el mirar atrás y decirte a ti mismo con una sonrisa burlona “joder que prigao que fui”. Pero lo conseguí con dos cojones, tonto pero con dos cojones. Aunque no llegue a la cubre de la montaña que más tarde e entere que tenía casi tres mil metros, si llegue bastante cerca de la cima a unos 400 metros debajo de esta, lo cual fue bastante dadas las circunstancias.


Moraleja:

El camino más corto entre dos puntos es la línea recta, pero no siempre el más eficiente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que aventura Fernan!! Pero creo que si vas a andar todo el día por la montaña deberías pensar en llevar algo de comida, o si no en un cuchillo para cazar algo :P jeje

Quiero añadir algo a lo de "mierda blanca" que creo te dije en Finlandia y espero no hayas olvidado: "Nunca comas nieve amarilla"

Un saludo y ¡cuidado por las montañas!

Raepertum dijo...

Bueno, basta ya de tonterías. Lo de la nieve está muy bien pero el otro día no encontré con quien emborracharme y esto no puede seguir así.
Te exijo que vuelvas inmediatamente a Fuengirola. Y traigas la cosa esa que tiene alcohol y té de la que hablabas en uno de tus mensajes.
Ya lo he dicho. Cumple con lo que te ordeno o asume las consecuencias.
P.D: La feria es aún peor cuando no estás para criticarla.